Interpretaciones del Quijote:

El Quijote ha sufrido un gran número de interpretaciones. De boca de Sancho aparecieron las primeras interpretaciones: «hay diferentes opiniones: unos dicen: ‘loco, pero gracioso’; otros, ‘valiente, pero desgraciado’; otros, ‘cortés, pero impertinente’». Esta primera interpretación ya contiene las dos que adquirirían la hegemonía con el paso del tiempo: la cómica y la seria. En primera instancia fue concebida como una obra inminentemente burlesca y crítica de las novelas de caballerías, este tema era incluso tratado en el prólogo pero, sin embargo, no se ocultaba que había tocado un tema mucho más profundo. Europa en plenitud había leído el libro desde una interpretación burlesca.

 

  En el siglo XVII tuvo una interpretación didáctica donde se criticaban algunos defectos de la sociedad así como el gusto por las novelas de caballerías, intentando cambiar los modelos de comportamiento.

 

  Pronto empezaron a llegar las lecturas profundas, graves y esotéricas. Una de las más interesantes y aún poco estudiada es la que afirma, por ejemplo, que Don Quijote es una parodia de la Autobiografía escrita por San Ignacio de Loyola. El romanticismo alemán, en la búsqueda del verdadero significado de la obra dedujo que se trataba de la culminación del arte romántico. Pero fue Friedrich W.J.Schelling, en su filosofía del arte, quien estableció la interpretación moderna más influyente, esta se basaba en el enfrentamiento entre idealismo y realismo, debido a esta confrontación Don quijote era un Hidalgo en un mundo en el que estos ya no tenían cabida y por ello quedaba convertido en un luchador trágico contra un ideal que sabía irrealizable. Don Quijote pasó de hacer reír a conmover, de la épica burlesca a la novela más triste.

 

  Durante el siglo XIX el personaje se convierte en símbolo de bondad, sacrificio, se consideraba un personaje que abre nuevos caminos. Este Don Quijote encarna toda una moral que, más que altruista, es plenamente cristiana. Antes de esto Dostoyevski ya lo había comparado con Jesucristo, para afirmar que «de todas las figuras de hombres buenos en la literatura cristiana, sin duda, la más perfecta es Don Quijote». El romanticismo también movió la interpretación del Quijote hacia un ámbito más cercano a la ideología política. Existen autores para los cuales Don Quijote reflejaba los rasgos de la nación en que se engendró.

 

  En el siglo XX comenzó a darse de nuevo la interpretación jocosa de la obra aunque también se ahondó mucho en la interpretación simbólica de esta.

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